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#FossilFriday Ictisaurio nuevo para México: Acuetzapalin Carranzai.

Actualizado: 24 jun

Hoy en #fossilfriday les presentamos un nuevo ictiosaurio para México: Acuetzapalin carranzai


En 1980, René Hernández de la UNAM descubre un ictiosaurio durante una práctica de campo con un grupo de estudiantes de la Facultad de Ciencias realizada en la Formación La Casita del Kimmeridgiano (Jurásico Superior), expuesta en el Cerro Palotes, cerca del poblado de Cuencamé (Durango). El material fue recuperado y trabajado por investigadores de la misma institución y alojado con el número de catálogo IGM 9519 en la colección del Museo de Geología de la UNAM.

Recientemente paleontólogos de la UNAM estudiaron este material y publicado en la revista Journal of South American Earth Sciences, llegando a la conclusión de que se trata de una nueva especie que fue nombrada como Acuetzapalin carranzai. El nombre del género “Acuetzpalin” viene del náhuatl y significa “reptil acuático” y el nombre de la especie “carranzai” está dedicado al Dr. Oscar Carranza Castañeda, quien fue la persona que lideró la investigación en la cual los restos de este ejemplar se lograron recuperar, además también en honor y reconocimiento a su trabajo dentro de la paleontología de México. Como tal Acuetzpalin carranzai se traduce como “El reptil acuático del Dr. Carranza”.

Los restos de este ejemplar consisten en partes del esqueleto axial como lo son el cráneo casi completo, que presenta una longitud de 88 cm, la columna vertebral, de la cual se conservaron 56 vértebras divididas en 17 cervicales, 22 dorsales (de la 19 a la 40) y 15 caudales (de la 41 a la 55). Dentro de las vértebras cervicales se conservó el complejo atlas-axis, que consiste en las vértebras que van ancladas en el cráneo y permiten la movilidad del organismo. Dentro de la mandíbula de Acuetzpalin fue posible ubicar 15 dientes, de los cuales seis de ellos se encontraban aún anclados en el maxilar, estos dientes presentan una separación interdental de 2 y 5 mm, su morfología consiste en coronas grandes, robustas y cónicas, las cuales presentan paredes ornamentadas con unas crestas que no llegan hasta el ápice del diente, esta sección es más lisa, las raíces son cuadradas en la base y los cuales se encuentran anclados por dos tercios de la raíz dentro del maxilar. Como parte del esqueleto apendicular se lograron identificar huesos que corresponden a fragmentos de la escápula, ambos coracoides, siendo el derecho el mejor conservado mientras que del izquierdo solo se conservan algunos fragmentos, la clavícula y la interclavícula. También fue posible describir partes de una de las extremidades anteriores (aletas delanteras), estos restos consisten en los huesos cúbito, radio y el intermedio del lado izquierdo del animal. Curiosamente los huesos del cúbito y radio se encuentran separados por el intermedio posterior y estos no se encuentran anclados o unidos al húmero, esta característica no es conocida de este modo en los Ictiosaurios. Muchos de estos restos como las vértebras y algunos de los huesos apendiculares se lograron conservar en posición de vida, lo que quiere decir que no sufrieron una alteración a gran escala después de la muerte del ejemplar, esto no se repite en el cráneo, ya que una sección se encuentra dañada de la sección dorsoventral.

La longitud total del fósil de Acuetzaplin carranzai es de 3.1 m, pero este no sería el tamaño total de este individuo, ya que no se localizaron los restos que corresponden al resto de las vértebras caudales para formar la aleta, así como el resto del esqueleto apendicular, considerando esto es probable que este ejemplar pudiera llegar a medir unos 4 m de largo, tamaño que es posible considerando que los Ictiosaurios llegaban a medir de 6 hasta 8 m de longitud, aunque existieron especies de más de 10 m de largo.

Sin duda es un ejemplar muy importante para la paleontología de México, ya que incrementa la cantidad de especies descubiertas de Ictioaurios en nuestro país, siendo Ophthalmosaurus icenicus y Acuetzpalin carranzai la identidad de estas. Pero las sorpresas que nos deja este ejemplar no se detienen ahí, porque este fósil es la primera especie mexicana de Ictiosaurio descrita hasta la fecha y la primer especie descrita para el Kimmeridgiano (Jurásico Superior) del Caribe de México, lo cual llena un hueco importante sobre la distribución de los Ictiosaurios durante el Mesozoico en las costas de México y su distribución a lo largo del continente americano hace 200 millones de años.


Bibliografía.

Barrientos-Lara, Jair, Alvarado-Ortega, Jesús (2020). Acuetzpalin carranzai gen et sp. nov. A new ophthalmosauridae (Ichthyosauria) from the Upper Jurassic of Durango, North Mexico. Journal of South American Earth Sciences, Volume 98, 2020. 102456, ISSN 0895-9811,



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